Ansiedad en adolescentes
Ansiedad en adolescentes
¿Qué es la ansiedad?
La ansiedad es una respuesta emocional y fisiológica que se activa cuando percibimos una amenaza o peligro, ya sea real o imaginario.
Es un mecanismo de defensa natural que prepara al cuerpo para reaccionar ante situaciones de estrés, conocido como la respuesta de “lucha o huida”.
En términos psicológicos, la ansiedad se manifiesta a través de la tensión, preocupación y cambios físicos como el aumento de la presión arterial. Aunque sentir ansiedad en ciertas situaciones es normal y puede ser adaptativo, cuando los niveles de ansiedad son desproporcionados o persistentes, pueden convertirse en un trastorno que afecta la calidad de vida de la persona.
Síntomas en adolescentes
Los síntomas y señales de ansiedad en los adolescentes pueden variar, pero algunos de los más comunes incluyen:
- Preocupación constante o excesiva sobre diferentes aspectos de la vida.
- Problemas para conciliar el sueño, insomnio o pesadillas recurrentes.
- Inquietud o sensación de estar constantemente en tensión.
- Palpitaciones o latidos cardíacos acelerados.
- Respiración rápida o dificultad para respirar correctamente.
- Mareos o sensación de desmayo.
- Sudoración excesiva o temblores.
- Problemas digestivos como dolor de estómago o náuseas frecuentes.
- Dificultad para concentrarse o irritabilidad.
- Aislamiento social o evitación de situaciones que generan ansiedad.
Es importante que los padres y cuidadores estén atentos a estos síntomas y los aborden de manera comprensiva y empática.
Si los síntomas persisten o interfieren significativamente en la vida del adolescente, es recomendable buscar ayuda profesional. Además, existen estrategias y enfoques psicológicos que pueden ser útiles.
Ayudar a un adolescente con ansiedad implica comprensión, paciencia y el uso de estrategias que fomenten su autonomía y habilidades de afrontamiento. Aquí te dejo algunas pautas que pueden ser útiles:
Empatizar y hacer preguntas: Muestra empatía sin intentar resolver sus problemas inmediatamente. Haz preguntas abiertas que le permitan expresar sus preocupaciones.
Identificar patrones y desencadenantes: Ayuda a tu hijo a reconocer los patrones de ansiedad y los posibles desencadenantes, para que pueda entender mejor lo que le afecta.
Fomentar la recarga de energías: Anima a tu hijo a participar en actividades que le ayuden a relajarse y recargar energías, como la meditación, el ejercicio, o pasar tiempo en la naturaleza.
Enseñar técnicas de relajación: Puedes enseñarle técnicas de relajación y meditación que le ayuden a manejar la ansiedad en momentos de estrés.
Promover hábitos saludables: Fomenta un estilo de vida saludable que incluya ejercicio regular, una alimentación balanceada y un buen descanso.
Apoyo emocional: Ofrece un apoyo emocional constante y asegúrate de que se sienta escuchado y comprendido.
Buscar ayuda profesional: Si la ansiedad de tu hijo interfiere con su vida diaria, considera buscar la ayuda de un profesional de la salud mental.
Recuerda que cada adolescente es único, y lo que funciona para uno puede no funcionar para otro. Mantén una comunicación abierta y sé flexible para adaptar estas estrategias a las necesidades individuales de tu hijo.
Y recuerda que no estás solo. Pide ayuda profesional si piensas que tu hijo(a) la necesita, apóyate de la escuela o de los centros de salud certificados.
Y siempre revisa que quien atiende a tu hijo cuente con las credenciales (cédula profesional) para atenderlo.